miércoles, 12 de agosto de 2009

Presentación de Cuentorietas

Antes de poner en el blog el Nº 1 de Cuentorietas resulta conveniente mostrarles un texto, cuando menos simpático, que apareció en esa edición. El mismo representa un descargo por parte de los autores acerca de un sueño repetidamente buscado y continuamente desencontrado, además pone de manifiesto su inexperiencia en el medio... y lo que debieron hacer para llenar una hoja que quedaba libre. A continuación el texto...

“Hubo un tiempo, en algún lugar, en que dos personas decidieron relatar una historia, y lo hicieron, aun cuando no lo supieron hasta muchos años después. Eran dos jóvenes, apenas adolescentes, idealistas y románticos, irreverentes e insolventes. Con mas ímpetu que talento intentaron cincelarla usando un par de toscos dibujos en hojas olvidadas y tramas ingenuas de personajes con capas y ojos grandes provenidos de la imaginación de alguien más.
Noche tras noche añadían una página más a su historia, aún cuando las hojas permanecían vacías o nuevos dibujos reemplazaban a los anteriores que descartados se perdían en un limbo de pura inocencia. Ellas se borraban y nuevas se gestaban con el deseo de que pudieran ser tan grandes como para trascender la mera e ilusa existencia de sus autores. Y de pronto se parecieron a Penélope, siempre deshaciendo lo poco que habían hecho, siempre esperando por algo, incluso cuando los años no los esperaron. Pero aún así, las hojas de su historia se seguían escribiendo.
Con el tiempo los jóvenes encontraron aquello que estaban esperando, la experiencia que llega sin preguntar, que corrompe sin clemencia. Con el tiempo fueron madurando, continuaron siendo irreverentes e insolventes, pero ya no tan idealistas n románticos.
Con el tiempo su anhelo de contar historias con grotescos dibujos y cándidas tramas se fue perdiendo. Pero un día, tras una charla renegada del mundo, se dieron cuenta que esas páginas ya estaban escritas y dibujadas. El tiempo se había encargado de hacerlas y se las puso en la mano, los ahora adultos involuntarios las aceptaron gustosos y decidieron arrojarla a la calle. Tal vez, algún día cayera en manos de alguien, que como ellos, pudiera darse cuenta que vale la pena recordar.
Porque al final de cuentas esta grosera y hasta agresiva publicación, con un número de páginas incorrectas, con una disposición improvisada no es más que un agradecimiento a sus autores, cuyo nombre no importa. Pero sólo una cosa se debe saber de ellos, que no tienen ya casi treinta años. Los autores verdaderos tienen poco más de quince, las gracias sean a ellos. El tiempo que pasó hasta ahora son los dibujos que conforman la historieta de su pasado y presente; y la experiencia ganada es el cuento de sus vidas. ¡Gracias a ellos, y a todos quienes esta absurda propuesta sea capaz de ganarle al menos una sonrisa!”
Los autores.

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